miércoles, enero 31, 2007

Sor Bete y el escalofrío (cuento de terror)

Algunos días por el verano, en un quiosquín en el paseo de los Álamos del parque San Francisco de Oviedo, puede verse a una monja de la Congregación de las Devotas de Piel del Cordero, vendiendo galletas, helados y otras chucherías.

Se llama la hermana Beatriz, aunque, debido a que vende helados, a alguien se le ocurrió la broma y todos la llaman cariñosamente sor Bete.

La reconoceréis fácilmente porque tiene unos cincuenta y cinco y, a diferencia de las otras hermanas, sor Bete no luce mostacho.

Muchas veces al volver del trabajo le compro un helado, que siempre me vende con una sonrisa.

Una tarde de finales de Julio se le habían acabado los helados de bola y opté por comprar uno de los de la marca.

Cuando me hube despedido de la monjita y, desenvolviendo mi helado de fresa, me disponía a cruzar el paso de cebra de Conde de Toreno, una mano me tiró del hombro, dándome la vuelta.

-¿Qué hace, insensato?

Profirió un hombre pequeño y moreno,a quien de inmediato reconocí como el vendedor de la marquesina de helados vecina a la de la de sor Bete. Estaba completamente aterrorizado.

-¿Perdone? -dije, algo enfadado por aquella intromisión.

El hombrecillo, sin reparar en mi enfado, continuó con su alterada voz:

-¡Va a comerse el helado!

-Pues claro, para eso lo he comprado...

Entonces díjome, con una voz que reflejaba un terrible arcano y que me heló la sangre, llegándome el frío hasta el tuétano:

-¡Por el amor de Dios, por lo que más quiera, señorito, no coma los frigodedos de la monja!, ¡hágame caso: no coma los frigodedos de la monja!

Miré a sor Bete. Sonreía misteriosamente tras vender un helado a otro cliente. El escalofrío se hizo más intenso. Con repulsión, arrojé el frigodedo a la papelera.

Desde entonces, en vez de a la monjita, compro los helados a mi nuevo amigo el hombrecillo supersticioso.

Ni que decir tengo que jamás he vuelto a probar un frigodedo.


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imagen: la epicúrea sor Bete a punto de zamparse una barrita de helado de leche merengada.

7 comentarios:

Sintagma in Blue dijo...

es que es un helado con sor-presa.

Anónimo dijo...

Sencillamente aterrador. Me he quedado helado...

M. Imbelecio Delatorre dijo...

jeje, hola manu, hola sintagma :D acias por vuestros comentarios.

Pienso que lo que asusta al protagonista puede ser descubrir la alta cantidad de colorante autorizado E-122, y conservante E-250. Por eso, supongo, dice que no vuelve a comer más frigodedos.

Un saludo saludoso :)

Gavanido dijo...

La pobre Sor bete, estará ahora en un brete. No sea usted malo, y cómprela al menos un frigopie.

Reciba un dedo índice.

M. Imbelecio Delatorre dijo...

Gavanido tiene muy buen corazón. Si me lo diera, digo, si me diera su dedo cordial en lugar del índice.

Gracias por la visita :)

Anónimo dijo...

Menos mal que me pasé al frigo pié a tiempo (uff..)
Por cierto, con lo del "kioskin" me ha recordado a un antiguo compañero de Avilés que siempre que salíamos de trabajar se despedía con un "hasta lueguin" :P jeje.
Un besuco

M. Imbelecio Delatorre dijo...

:) los gallegos, en -iño e -iña; los cántabros, en -uco y -uca. los asturianos, a medias entre los dos: en -ín e -ina (aunque también en -uco e -uca ;) )

besazo.